27.1.10

.oh, la, la: las jaletinas.





No por evitar las calorías del carbohidrato seremos santos, además, nadie a mi alrededor pretende ser santo aunque sí gozar de la bendición que significa degustar un alimento casero y artesanal como las gelatinas que recién descubrí.
Fui atraído, en primera instancia, por una gelatina sencilla, sin maquillaje, hecha toda ella de leche con un pequeñito lunar formado por una pasa incrustada; presto a la conquista que estableció esta primera dama, otras más elegantes y suculentas aparecieron al paso y se lanzaron sobre mi antojo desbordado y febril. 
Así fue, entonces, que adelanté mi mano hacia una de estas y encajé colmillos y dientes delanteros sobre ella.
Frutos rojos, una nuez robusta y pecaminosa, mango y piña en plena orgía del amarillo comulgaron en el mismo mordisco y junta, toda esta naturaleza, fue arrastrada por las papilas y el esófago vulgar hasta caer en el infernal estómago que todo lo hace trizas. 
Decir que la experiencia fue religiosa sería un cliché, por el contrario, la Iglesia debería excomulgarme por practicar tal onanismo gustativo sin recato alguno.

Importante mencionar la dirección: Mercado Juárez, Prisciliano Sánchez y Argentina. Puesto de jugos. 9 pesos por pieza.

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